Sin ansiedad

 


Sin ansiedad

Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. (Filipenses 4:6)

El mundo ha sido sacudido, esta vez no es una catástrofe sobrenatural, una guerra o un terrible accidente; es un virus, el COVID apareció y nos cambió la normalidad, paralizando la economía y poniendo en cuarentena a la sociedad.

            Nuestras agendas se detuvieron, metas y proyectos quedaron a un lado para ver qué pasaba e intentar adaptarnos a algo nuevo. Ahí estaba, junto con el virus llego la ansiedad, el sueño se hacía difícil de conciliar, el miedo ante lo incierto y la gran sorpresa de que esto no está bajo el control humano.

En este estado debemos recordar las grandes joyas que encontramos en la palabra de Dios, en especial este versículo (Filipenses 4:6), que en medio de situaciones difíciles nos invitan a dejar la ansiedad por las cosas, e ir delante de nuestro Dios para encontrar descanso y paz.


  • Nosotras no estamos en control, pero Dios sí.

Esta es una declaración que debe ser suficiente en nuestras vidas. No somos quienes sostenemos el mundo en las manos, es El y Su Grandiosa soberanía. La vida cristiana es una vida de fe y cuando somos sacudidas por la tempestad, es la Fe en su promesa que nos lleva al puerto donde podemos estar seguras y confiadas.

  • La oración siempre será la mejor arma para la ansiedad.

Orando en todo momento. El señor nos espera allí en la oración, su Espíritu Santo nos motiva a hacerlo sin cesar y a través de ella, establecer una relación continua y verdadera. Suele ser tan simple como tener una conversación con cualquier persona, pero tan único, porque esa persona me conoce como nadie más y tiene el poder de darme esperanza en medio de la dificultad.

“Si tienes ansiedad ora, si tienes miedo ora, y si no sabes que hacer ora”.

  • No nos olvidemos de ser agradecidas. 

Son tiempos difíciles, los meses están pasando y aún no sabemos cuándo terminará  la pandemia, a pesar de la situación tenemos tantos motivos por los cuales sentirnos agradecidas con nuestro Señor:

-Ha tenido misericordia de nosotras. (Job 10: 12)

-Nos ha dado una vida nueva en El. (1 Cor 5: 17)

-Nos da esperanza. (Jer 29: 11)

-Nos acompaña en el camino, haciéndonos saber que todo lo que nos acontece obra para nuestro bien. (Rom 8:28)

Hermanas, y es que: ¡Él se merece toda nuestra gratitud! Porque nos da mucho más de lo que merecemos. Una de esas dadivas es su paz perfecta, encontrada en el verso que le sigue:

´´ y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús´´. (Filipenses 4:7)

Este es el resultado de ir a Dios, sobre todo en las situaciones dolorosas que nos preocupan y ponen ansiosas, como esta pandemia. Su paz es una promesa que recibimos al ir a Él en oración y acción de gracias. No hay dudas de que Él está trabajando, entonces llevemos nuestras cargas y descansemos en Su paz que es verdadera, inexplicable y no se desvanece.

Podemos ser liberadas de las emociones negativas, si reconocemos lo vital y poderosa que puede ser la oración y la gratitud día tras día.


Julia Lugo 

Sierva del Señor por su gracia, esposa de Francis Ferrer y madre de Angelica. Ama la lectura, apasionada con la botánica, las largas caminatas y la fotografía.  

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