Hablemos de dinero
Hablemos de
dinero
A diario tenemos necesidades básicas que
cubrir tales como: alimentación, techo, salud, educación, ocio, etc. El dinero
es elemental para cubrir nuestras demandas, además, de que permite que el
sistema económico se mantenga estable.
Amamos el dinero, lo deseamos, nos suele
hacer felices, sentirnos realizadas, e incluso cuando llega a nosotras y se va
tan rápido al pagar deudas pendientes que nos abruman. Por lo general este
estilo nos permite mantener el ritmo de vida que podemos llevar a nuestro gusto
y acomodo.
Y ahí estamos en la lucha por conseguir,
afanando día a día por llenar nuestras ansias insaciables, decimos: un poco más
y ya está, pero en el fondo nunca es suficiente. Ni las personas más adineradas
se han quedado quietas porque tienen suficiente, siempre se necesita un poco
más.
Frente a todo esto el dinero no es malo.
El detalle esta cuando dejamos que ejerza autoridad en nuestras vidas,
manipulando de manera inconsciente todo nuestros sentidos, acciones y emociones.
Lo volvemos malo y destructivo al priorizarlo y poner nuestra atención en las
cosas materiales y perecederas, y no en darle la gloria a quien nos provee
siempre.
La palabra de Dios nos habla de ello en
Lucas 16:13, donde nos dice que no podemos servir a dos señores. Porque
aborreceremos a uno y amaremos al otro. No podemos servir a Dios y las
riquezas. Por lo que debemos tener cuidado de no caer en el error de olvidarnos
de nuestro Señor y sus infinitas misericordias que nos ha brindado, además de
su sustento fiel en momentos en que la situación se ha puesto difícil.
El amor por el dinero nos lleva a la codicia, la avaricia e incluso hasta la envidia; y estas cosas afectan nuestra fe y devoción sincera ante Dios, haciendo que pongamos nuestro corazón en lo que perece y no en lo eterno.
Agradezco a Dios que muchas veces
utiliza mis situaciones financieras para recordarme que dependo solo de Él para
vivir, es mi Señor. Me invita a creer y esperar en sus promesas de que así
mismo como Él cuida de las aves, cuidara también de mi (Mateo 6:26-33). Esta
verdad me hace descansar y confiar en Su providencia.
De hecho, de manera personal Dios me ha
invitado a orar estos versículos de proverbios 30:8-9 que dice: ``…no me des
pobreza ni riqueza sino solo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría
desconocerte y decir: `` ¿Y quién es el Señor? `` y teniendo poco, podría
llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios``.
Dios conoce mi corazón, conoce el tuyo
también y hará lo necesario para enseñarnos a depender plenamente de Él. Su
palabra nos anima a vivir bien, siendo equilibradas en este mundo que perece,
recordando que nuestra morada futura es eterna.
Es posible que emprendamos, nos
preparemos y anhelemos una mejor posición, pero te invito a no perder el enfoque
eterno. No nos envolvamos en el sistema de este mundo junto con sus errados
deseos y valores caídos.
Hermanas, sabemos cuan generoso es
nuestro Creador. Nos ha bendecido en gran manera, no caigamos en el engaño del
enemigo de olvidarnos de sus bondades infinitas y de sus promesas fieles.
Oremos siempre para que el Espíritu Santo de Dios nos guíe y nos permita ser
sabias al momento de desenvolvernos en nuestras finanzas, y que podamos
glorificarlo con frecuencia en cualquier situación que nos toque vivir,
aprendiendo a depender plenamente de Él.
Julia Lugo
Sierva del Señor por su gracia, esposa de Francis Ferrer y madre de Angélica. Ama la lectura, apasionada con la botánica, las largas caminatas y la fotografía.
Amén. Dios es Fiel
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